Todos los seres humanos aspiramos a dejar una huella en la existencia. Unos tienen la liviandad de pasar sobre la faz de la tierra dejando alguna inquietud sin una huella; y otros, como el caso de Germán Serrano Pinto, horadan los terrenos por donde pasan de manera profunda, imborrable e inolvidable.
Nunca coincidimos en partido político, siempre coincidimos en la búsqueda de acuerdos y entendimientos. Y se construye una larga relación en dos extremos enfrentados de una mesa de negociaciones: Germán Serrano, autoridad representando al Gobierno, y este diputado, dirigente sindical en las calles de Costa Rica, representando a un movimiento de reivindicación.
No recuerdo nunca, desde entonces hasta su fallecimiento, haber encontrado en ese hombre serio, respetuoso, cálido, riguroso, patriota, un gesto de irrespeto, un gesto de menosprecio, un gesto de descalificación a sus interlocutores.
Creo que su huella trasciende su vida y deja un camino propicio para quienes ideológicamente concordaron y concuerdan con su devenir y para quienes discrepando en algunas líneas ideológicas coincidimos en su visión existencial de la patria.
Viva eternamente Germán Serrano. Tengan paz y fortaleza su familia, y recordemos, mujeres y hombres de este Parlamento, que esa estirpe de seres humanos viene a la tierra para servirnos de testimonio de que sí se puede aspirar a más, sí se puede soñar en grande y sí se deben perseguir esos sueños para convertirlos en realidad.
Rolando González Ulloa 