DIPUTADO RINDE HOMENAJE A SERGIO QUIROS MAROTO

Plenario, 7 de julio del 2014Hago uso de la palabra para pedir un voto por un minuto de silencio en la despedida terrenal de un hombre extraordinario, creo sin temor a equivocarme que uno de los más fidedignos intérpretes de la autenticidad rural política e ideológica de este país en la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI.

Don Sergio Quirós Maroto hijo de Naranjo, ciudadano de Grecia, con profundas raíces, amplias ramas y abundantes frutos en todo el territorio nacional desde su siempre amado San Carlos.

Sergio Quirós Maroto, presidente municipal en San Carlos, diputado en la Asamblea Legislativa, presidente del Instituto de Desarrollo Agrario, presidente de Coopemontecillos, ministro de Desarrollo Rural, amigo, consejero, crítico capaz y leal de las más rutilantes figuras de la política costarricense nos marcó el camino con su verbo encendido y apasionado que llevó a hacerlo reconocible como uno de los más portentosos oradores políticos de nuestro país, pero especialmente nos enseñó el camino con la congruencia, un funcionario probo, un servidor público abnegado, entregado, sin horarios, sin limitaciones en su compromiso con las colectividades y especialmente con los pueblos rurales.

Cercano a todos los presidentes de la República de Liberación Nacional, yo creo que una marca indeleble de su ser quedó en la construcción de la candidatura de la presidenta Laura Chinchilla.

Hijo de la ruralidad, hijo del agro, hijo de la visión estereotipada de que el poder político debemos ejercerlo hombres, creyó en la Laura Chinchilla, se comprometió con ella y luchó hasta el último minuto por el triunfo electoral y para aconsejarla en su Gobierno.

En un encuentro multitudinario en San Carlos, cuando le ofrecieron la palabra en la campaña de Laura Chinchilla, Sergio Quirós empieza diciéndole: Laurita, perdóneme que delante de tanta gente tenga que pedirle un puesto, se hizo el más absoluto silencio, porque si ese guayacán pedía un puesto públicamente cómo contestarle públicamente.

La candidata Chinchilla se queda viéndolo y todos nos quedamos expectantes y él con esa calidad para expresarse le dice: estese tranquila, lo que le pido es un puesto en el Estadio Nacional para aplaudir cuando le pongan la banda de presidenta de la República. Y estalló un aplauso generalizado.

Sergio Quirós era un hombre no solo excepcional en la política, sino también excepcional en el amor, se casó con María Isabel Solís y con ella construyó un nido de amor y de procreación familiar con Isabel Cristina, María Amalia, Roberto y Sergio, quienes después lo ampliaron con Carlos Víquez, con Roberto Monestel, y con Maryorie Porras y una enorme pléyade de descendientes mujeres y hombres de esa estirpe de Sergio Quirós.

Hoy despido un hombre que nos marcó el surco, que rompió la tierra, que puso la semilla, que la humedeció con el sudor de su frente, que generó nuevas cosechas y las recolectó para una Costa Rica mejor y más solidaria que nos hizo entender a quiénes somos hijos de la ciudad cómo amar el campo, que nos amamantó con su sabiduría en cuanto a cómo entender a la sociedad desigual y que nos inspiró y espero que desde la eternidad nos siga iluminando en el camino por construir una Costa Rica más justa, más equitativa, más solidaria y que tenga la vista puesta en la periferia y en la ruralidad del país.

Descanse en paz, Sergio Quirós, y reciban su esposa y su familia el abrazo solidario de este alajuelense y de la fracción parlamentaria de Liberación Nacional, que se enorgullece de ese hijo, de ese patriarca, de ese inmenso guayacán.

Origen: Lo dicho, dicho está

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